5 señales perfectas de que te estás convirtiendo en escritor
25 de julio, 2022
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Sin lugar a dudas, es estimulante sentir que finalmente estás escribiendo, que algunas ideas toman forma en el papel y pueden llegar a emocionar a alguien. Felicitaciones, pero esto recién comienza. Es solo una pequeña parte de todo el universo de esa actividad bella e intensa que llamamos “escribir”. Claro que sólo vos sabrás qué clase de escritor querés ser (si es que lo sabés): aquel que se dedica en forma amateur —usando algún fin de semana suelto para terminar esa historia que se empezó hace mucho tiempo— o ese cabezadura que, pese a todas las “inclemencias” del camino, intenta el camino profesional. Lo sepas o no, hay una serie de pautas que pueden orientarte a la hora de analizar de qué manera te comportás.
Antes que nada, un pequeño (gran) comentario. ¿Escribir es trabajo o placer? ¿Se puede vivir de la escritura? Seguramente es el caso de muy pocos autores en el mundo. La mayoría complementa sus ingresos con otras actividades (periodismo, profesorados, coordinación de talleres literarios, redactores de contenido en redes, etc), pero nada es imposible. Lo mejor será no tenerlo como meta inicial, y orientar los esfuerzos a sacar afuera eso que querés contarle al mundo.
A continuación, te acercamos algunas pautas para que revises tu manera de abordar una de las actividades más hermosas que existen. Fijate si estás en línea con este listado:
ACEPTÁS LAS CRÍTICAS. No las tomas como algo personal. Al contrario: ves en ellas una fuente de aprendizaje enorme sobre tu forma de narrar. Una de los ejercicios más complejos para quien escribe es poder conocer exactamente qué siente el lector. Por eso, la opinión de los demás tiene que ser un tesoro a considerar. Después, se analizará cómo es quien opina, y en función de eso se sopesará la sugerencia o crítica “tomándola como de quien viene”. Pero, antes que nada, apertura.
NO TE ESTÁS AUTOSABOTEANDO. Hay múltiples maneras de dinamitar el sueño de escribir. La procrastinación es una de ellas, pero hay otra también muy potente: el miedo al éxito. Sí, parece contradictorio pero la mente es así, por mil razones que exceden este espacio. Revisar si inconscientemente no estás saboteando tu propio sueño es fundamental. No cualquiera está preparado para triunfar, signifique lo que signifique esto para cada uno.
TU TACHO DE BASURA ESTÁ LLENO DE PÁRRAFOS ENTEROS. Saber eliminar textos es quizás uno de los desafíos más difíciles. Es común enamorarse de lo que se escribió. Pero si nos desapegamos y hacemos una buena “ecología” dejando sólo lo imprescindible, habremos dado un paso importantísimo para ofrecer realmente lo mejor de nuestra cosecha. “Creo más en las tijeras que en el lápiz”, decía Truman Capote. Perder batallas puede hacerte ganar la guerra.
TE CONVERTISTE EN “DOBLE LECTOR”. Aprendiste a leer como cualquier lector pero también como escritor. Disfrutás de un libro ajeno, pero también reparás en la manera que el escritor encontró para seducirte. Por deformación profesional, a muchos escritores les cuesta “setearse” y elegir ser uno u otro, pero si lo lográs te proveerá de nuevos recursos al ponerte en los zapatos de ese narrador que tanto te gusta. (Aparecerán las preguntas: ¿por qué situó la historia en ese lugar?; ¿qué beneficios le trajo narrar en primera persona?; ¿por qué usó ese estilo?; ¿cómo logró encandilarme con ese comienzo tan atrapante?)
RENUNCIÁS A OTRAS COSAS PARA HACERTE TIEMPO. Es uno de los mejores “termómetros” para saber si realmente te tomás en serio esta actividad. Si sos capaz de dejar de lado otros placeres para dedicarte a discutir con vos mismo argumentos, palabras y giros imprevistos de tu historia, vas bien. Hay quienes dicen que todo en la vida cotidiana conspira contra la literatura: sobreponerse a eso te está diciendo que para vos escribir vale la pena.
Revisá este punteo con honestidad. Mirate al espejo y no te engañes. Analizá uno por uno estos ítems y fíjate hasta qué punto están incluidos en tu vida diaria como escritor. Por supuesto, no son cuestiones inflexibles que sí o sí necesitás hacer, ni abarcan todo lo indispensable, pero sin dudas te ofrecen una orientación. Los escritores que admirás, seguro que las han tenido en cuenta.
UN INDICIO IMPORTANTE. Ahora bien. Si te encontrás sin ideas nuevas; si te sentís cansado, y lo escrito no te satisface; si te vienen ganas de quemar todos tus manuscritos; si odiás haber tenido alguna vez esta maldita idea de dedicarte a escribir… pero aún así, seguís insistiendo, ¡estás en el buen camino! Esta actividad no es una carrera corta de 100 metros para velocistas, sino un recorrido largo, lleno de vallas y obstáculos. Pero también, repleto de recompensas infinitas que solo un verdadero amante de las letras puede disfrutar. ¡Bienvenido a la resiliencia!
Desde estas páginas seguiremos alentándote y acercándote material para acompañarte. El camino no es fácil, pero solo un auténtico escritor encuentra el placer en esta disciplina para pocos.